La Universidad San Sebastián invitó a CIISA a la presentación de su seminario “Estudiar de noche. Expectativas y desafíos de la experiencia universitaria de estudiantes que cursan un programa de pregrado vespertino”.
La modalidad vespertina en el sistema educativo nace con el fin de impartir carreras en un horario nocturno contemplando facilidades de tiempo para personas trabajadoras o que desean continuar una segunda carrera.
Se estima que la mayor parte de los estudiantes que ingresan en esta modalidad pueden superar los 25 años en adelante, el 61% los es (estudio USS). Pocas veces son egresados recientes de la enseñanza media. El estudio, que presenta el seminario da cuenta de antecedentes en promedio ya reconocidos y comentados, pero los refuerza y profundiza en mayor detalle.
Jornada Vespertina
Se destaca que la jornada vespertina es una “alternativa real para quienes no lograron entrar de manera tradicional a la universidad”.
Esteban Geoffroy sociólogo y experto del Consejo Nacional de Educación analiza que este tipo de estudios permiten una “mirada transversal al sistema”, algo apoyado por Rosa Arancibia académica y asesora en educación vespertina, quien expuso que es necesario entender “el contexto de la educación superior en Chile”.
Bajo ese argumento, los análisis de Arancibia indican que se debe considerar el perfil del estudiante que se inscribe en esta modalidad, con horarios de 19 a 23 horas, “trabaja de día, estudia de noche, tiene un 43% de riesgo de desertar, tiene la presión de no lograr lo esperado y genera un desgaste de su estructura mental y física”.
Esto conlleva a cuestionar su vocación y buscar apoyos económicos en las instituciones y privados, lo que, además, complejiza su apoyo a la familia. Tomando esos factores, la experta apunta a la necesidad de un mayor trabajo e integración por parte de las instituciones de educación, aspecto que David Reyes, vicerrector académico y Milenka Brayovic, directora de Planificación y Aseguramiento de la Calidad, de CIISA, postulan como algo necesario y en lo que constantemente se trabaja.
Carla Bravo y Natalia Muñoz, ambas investigadoras del estudio de la USS, presentaron antecedentes claves para dar cuenta de la necesidad de definir el perfil de los estudiantes vespertinos, los cuales “persiguen el desarrollo profesional” y donde las mujeres “tienen desafíos mayores” porque deben compatibilizar más indicadores que los hombres.
Asimismo, los estudiantes de la zona centro del país tienen expectativas mucho más altas de las instituciones educacionales. La presión para las investigadoras radica en que faltan lineamientos para que el estudiante cuente con más apoyo, y políticas públicas que promuevan estándares reales de calidad en la educación vespertina.
El trabajo para establecer cambios y mejoras en dicha jornada se ve amplio y ha futuro, instituciones como CIISA y otras entidades, siguen perfeccionando dicha modalidad como una real alternativa académica.
En conclusión, las brechas y tratamientos que se deben potenciar para revertir la deserción y modelo vespertino deben mejorarse cada año, contemplando al nuevo estudiante que llega.