La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, más conocida como Ley REP, tiene como objetivo, promover acciones para reducir la generación de residuos. Con su implementación, las empresas deberán revisar sus procesos internos, de tal forma de cumplir correctamente con esta legislación.
A partir de esta nueva ley de reciclaje, Chile se convierte en pionero en Latinoamérica en promover una política pública, que busca disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización y reciclaje, con el fin de proteger la salud de las personas y el medioambiente.
Como institución, conocemos la importancia de contribuir a la formación de profesionales que aporten significativamente al país, es por esto que, dentro de nuestra oferta académica se encuentran las carreras de Ingeniería y Técnico en Logística, quienes, contribuirán con sus competencias para promover la gestión de protocolos que aporten al desarrollo sustentable al interior de sus unidades de negocio.
Con el fin de dar a conocer más información sobre el marco regulatorio y los desafíos propios de esta Ley, entrevistamos a Vanessa Fuentes, Encargada del Área Vinculación de Socios de PROREP, líderes en la Gestión colectiva exclusiva de Envases y Embalajes (EyE) no domiciliarios en Chile.
¿Cómo ha impactado la entrada en vigor de esta ley a las empresas de nuestro país?
A modo de introducción, la Ley 20.920 aplica a todas las empresas que introducen en el mercado nacional más de 300 kg/año de Envases y Embalajes. Es decir, a aquellas que comercializan un producto envasado o con embalajes en el mercado nacional, quienes importan un producto envasado para el uso profesional y quienes venden algún tipo de producto envasado bajo marca propia.
Asimismo, establece que toda empresa regulada debe cumplir las metas impuestas por el Ministerio del Medio Ambiente mediante un Sistema de Gestión (SG), y aquellas que no lo hagan, pueden enfrentar multas de hasta 10.000 UTA, lo que equivale a 9 millones de dólares aproximadamente, sanciones que se encuentran entre las más altas de la legislación ambiental vigente.
La entrada en vigencia de las metas de cumplimiento asociadas a la Ley REP en la categoría de Envases y Embalajes comenzó el 16 de septiembre del año pasado y, si bien, en ProREP estamos satisfechos, porque la autoridad ha sido consecuente con las fechas que ha establecido, existe preocupación debido al bajo porcentaje de adhesión que existe al día de hoy. De hecho, se estima que, de un total de 15 mil empresas afectas a nivel nacional, solo 2 mil están adheridas a un Sistema de Gestión.
A pesar de que durante los últimos años la preocupación principal de las empresas ha sido subsistir en un escenario económico complejo y que el foco medioambiental ha quedado relegado a un segundo o tercer plano, detectamos también que existen empresas que creen que no están reguladas, o también otro grupo, que definitivamente ha hecho oídos sordos al cumplimiento.
¿Cuáles son algunas iniciativas que deben realizar las empresas?
Las empresas que ya están adheridas a los Sistemas de Gestión, a pesar de ser solo el 15% o 20% del total que está afecto a la Ley REP, han comprobado la necesidad de hacer la transición, entendiendo que la normativa es una herramienta para cumplir sus objetivos sostenibles y aprovechar las oportunidades que ofrece la industria circular, minimizando los residuos y/o utilizándolos como nuevas materias primas para sus procesos.
Uno de los principales desafíos de las empresas ha sido la trazabilidad de sus envases de embalaje. Y debido a eso, se hace necesario el poder hacer una buena línea de base respecto a los envases y embalajes que introducen en el mercado. Aparte, esta ley hace que la responsabilidad trascienda el traspaso del producto. Pero eso no quita que haya una responsabilidad respecto a los residuos que se generan al interior de las empresas. Ese también es un paso importante que se está dando a la luz de esta ley, y es que las empresas puedan mejorar su gestión interna de los residuos.
En este sentido, uno de los mayores retos de ProREP para este 2024 será analizar en qué sectores económicos hay mayores complejidades y cómo contribuir a mejorar la gestión interna de sus residuos, por eso comenzamos la implementación de una serie de iniciativas para impulsar y facilitar la transformación sostenible de nuestras empresas socias, entre ellas, la implementación proyectos circulares, que están enfocados en reducir la cantidad de residuos generados y al mismo tiempo, aumentar el reciclaje, reutilización y retornabilidad.
¿Cómo la implementación de la ley REP permite una oportunidad a las empresas para generar una economía circular?
Un aspecto fundamental y que son acciones que se necesitarán impulsar, no solamente desde los Sistemas de Gestión, tienen que ver con la educación dirigida a las personas y sus hogares, como a nivel de empresas. En ese sentido, requerimos un real compromiso por parte de la ciudadanía y de las áreas productivas para separar los residuos eficientemente, pero lograrlo no es tarea fácil y los efectos de equivocarse en el proceso son importantes, debido a que se mezclan con desechos que pueden ser aprovechados y toda su valorización se dificulta cuando no se hace de la manera correcta.
A nivel de empresas esta ley también significa un cambio de ver las cosas, por esta razón, este cambio cultural requerirá acciones de capacitación, algo que ProREP ha estado realizando durante todo el 2023 y lo que llevamos de 2024, con el objetivo de impulsar e incentivar a las empresas que, son nuestro foco y prioridad.
El impacto en el medio ambiente se sentirá, sin duda, a través de la disminución en la generación de residuos, ya que parte de ellos estarán recirculando. Por otro lado, porque también se generará un impacto positivo del menor uso de materias primas y recursos naturales para la fabricación de nuevos productos. Eso tiene relación directa con la huella de carbono de los productos, ya que, por ejemplo, cuando se recicla una tonelada de plástico, lo que se está evitando es la mitad del uso del petróleo para volver a fabricarlo. Lo mismo ocurre con la huella de carbono, que asociado a la extracción de recursos naturales y en un esquema de reciclaje, éste desaparece y hay una emisión de carbono mucho menor a la que existiría si se fabricaran productos 100% de materia prima virgen.